Capitulo III
Ya te veo la
cara.
Ya sé lo que
estás pensando.
Una bruja,
te dirás, qué miedo me da.
Una bruja,
pensarás, que fea y qué vieja será.
Una bruja,
murmurarás, de negro siempre vestirá.
Ya, ya te
veo la cara y sé lo que estás pensando…. y diciendo… y asegurando… y te estás
equivocando.
La Gran
Señora del Bosque Dorado, la poderosa Bruja del Otoño, reina del viento y la
lluvia, no es malvada, en absoluto; ni es fea, para nada; ni viste de negro, te
lo aseguro. A pesar de lo que crees una Bruja no tiene por qué ser ninguna de
esas cosas. Y Ella, desde luego, no lo es.
La Reina
Otoñal no es fea. Tampoco es bella. Y no es vieja pero tampoco es joven. No es
malvada pero tampoco es muy bondadosa; es decir, que es como somos todos,
con sus cosas buenas y sus cosas menos
buenas. Con su brillante luz y su profunda oscuridad. Como todos.
Lo más
hermoso de la Bruja del Otoño es su cabello, largo como las noches otoñales,
sedoso como una fina lluvia matinal y rojo, rojo como las hojas de un arce en
otoño. Y su voz, su voz también es hermosa; su voz es como gotas de lluvia,
como el viento, como el rumor de las hojas en el bosque. Anda con elegancia,
habla con distinción y se mueve con ligereza.
No es bella,
no, la Gran Señora, pero está muy cerca de la belleza.
Sus vestidos
son refinados pero sencillos. A veces, viste como una fría mañana otoñal;
otras, elige el color de un cálido atardecer o el color de las hojas amarillas
vistas a través de una fina niebla o el tono exacto que toma una gota de lluvia
al caer sobre el tronco de un árbol vestido de otoño. Le encantan el naranja,
el ocre, el amarillo, el rojo, el púrpura; todos los colores de la estación que
ella gobierna están presentes en su vestido y en su maravilloso árbol-castillo.
Y es aquí,
en este hermoso país, en este bosque y en este castillo donde -por fin- dará
comienzo nuestra historia.
Y comienza
en plena guerra entre la Bruja del Otoño y el Mago del Invierno. Comienza en
medio de una lucha en la que ella, la Bruja, se desvive por defender su Bosque
y en la que él, el Mago intenta apoderarse de lo que no le pertenece y nunca le
ha pertenecido. Nunca habían sido enemigos, tampoco eran amigos, pero siempre
habían sido buenos vecinos pero, un día, la ambición del Mago comenzó a crecer
de manera desmesurada. Quería reinar más tiempo en el mundo, quería reinar en
más lugares, quería ser un Mago temido en toda Fantilusia y más allá…. por eso
decidió apoderarse del Bosque Dorado.
Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario