Cuando Tolkien escribe El Libro de los Cuentos Perdidos la
idea de las hadas está muy viva no sólo como folclore literario, sino que aún
se sigue hablando de ellas como leyendas que se cuentan en pueblos y aldeas.
Por supuesto, hasta donde sabemos, Tolkien no afirma que existan las hadas,
pero al igual que inventa una mitología inexistente para Inglaterra, en ella se
quiere explicar el origen de estos personajes.
En esos primeros tiempos Valinor es Faërie o Faëry,
relacionado por supuesto con el término inglés “fairy” traducido comúnmente
como “hada”, aunque hay que recalcar que esta palabra carece de género en
inglés, por lo que es aplicable en masculino y en femenino.
Pero parece que las hadas, tal como nos llegaron desde los
Días Antiguos, son restos del pueblo élfico. En Faëry por supuesto los elfos
son “fairies”, pero los elfos que no han escapado a esa isla han pasado a ser
un pueblo oculto que sobrevive entre nosotros.
He aquí una de las nociones primitivas – que no sobrevivió –
más hermosa: con el tiempo esos elfos menguaron en tamaño, al mismo tiempo se
fueron haciendo más tenues en su forma física, hasta llegar a ser parte de un
mundo invisible salvo para unos pocos afortunados. Esas son las “hadas” (de
ambos géneros) que aún pueden verse, y que aún gozan de algo de su antigua
magia.
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